El poder es tentación y bendición según se utilice. Jesús tiene el poder de enfrentarse al poder. Jesús entiende el poder como servicio, como buenas obras, como salvación y liberación. El poder que Dios nos ha dado a los seres humanos, hombres y mujeres, es el poder del amor y el perdón; el poder de la palabra y del testimonio, el poder del corazón y de las ideas; el poder del servicio no remunerado; el poder de la fe que salva integralmente al ser humano. Jesús es un hombre libre de ambiciones, de ataduras, de egoísmos mezquinos, de hipocresías y de abuso de autoridad. La única atadura de Jesús es la del amor compasivo por eso “se la juega” a cada momento (Mt 9, 1-8; Lc 7, 48). Jesús utiliza el poder para servir, redimir y reintegrar.
La divinización del poder se da cuando decimos que todo poder viene de Dios y justificamos desde Dios la injusticia, o para nuestro propio beneficio. Cuando por el abuso de poder ocultamos nuestras cobardías; para oprimir, humillar, sobresalir y hacemos del poder una práctica idolátrica, como dice el dicho popular “dime de qué presumes y te diré de que careces”. El poder suple lo que como persona no tenemos y queremos reconocimiento para sentirnos importantes y necesarios. Aparece la egolatría, el nepotismo y el despotismo (Mt 20, 24-28). Seguir a Jesús supone renunciar al poder, a la riqueza, al prestigio e incluso a la estima. Es renunciar a los primeros puestos (Mt 20, 20-23).
La claridad que tiene Jesús sobre los riesgos del poder las encontramos en las tentaciones, cuarenta días, período largo de prueba y tentación, es decir, toda la vida (Mt 4, 1-11); la primera tentación es aprovechar el poder para mi beneficio y para dominar, a través de las necesidades, la conciencia y la voluntad de las personas; la segunda es usar a Dios para justificar mi poder, divinizo el poder y hago de Dios una fuente de dominio y riqueza. Dios es mi seguro existencial; la tercera es hacer del poder un ídolo que requiere adoración y víctimas. Además por lo que observa en la sociedad de su tiempo Jesús llega a algunas conclusiones que están expresadas en los siguientes textos: El poder religioso (Mt 5, 1-48; Mt 15, 1-14); el poder económico (Mt 6, 19-21; Mt 6, 24), el poder político (Mt 16, 21-28; Mt. 2, 1-23; Mt 19, 23-30; Mt 22, 15-22).
El poder del perdón rompe los límites de la Ley , siete veces. Jesús propone ir más allá de la Ley , de la norma, de lo jurídico. El amor y el perdón van de la mano, son partes de una misma moneda. Quien ama perdona y quien perdona ama. Así es Dios porque nos ama nos perdona y porque nos perdona nos ama. La misión de todo cristiana y cristiana es perdonar siempre, es decir, hasta setenta veces siete (Mt 18,21-19, 1; Lc 6, 36-38;Mt 18, 21-35).
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