Guazapa, San Salvador, El Salvador

Guazapa, San Salvador, El Salvador
Quiero llevarte en mis ojos como la ternura que un hombre lleva en sus mirada. Mirada viajera del tiempo retenido, como pupila siempre nueva, contenida, retenida, desnuda y renovada.

16 de diciembre de 2011

Conocerle para más amarle y seguirle


Ya regresamos a clases. Bienvenidos y bienvenidas. Los pasillos, las aulas y las canchas del Colegio se vuelven a llenar de vida, energía, sonidos, colorido y felicidad. Es el primer día de clases  para secundaria, aunque Bachillerato y pre-escolar se nos han adelantado con algunos días de anticipación. Vienen de sus casas, liberados y liberadas de toda preocupación académica, livianitos y livianitas de responsabilidades, vienen de descansar, de estar con sus seres queridos, pero su vida es más que eso y hoy retoman su primera responsabilidad: Prepararse para el futuro, enraizarse en la realidad del país para conocerlo, amarlo  y transformarlo. Vienen con la alegría que nos caracteriza como salvadoreños y salvadoreñas porque somos “el país de la sonrisa”. Sonreír no cuesta nada y con un a sonrisa expresamos nuestra felicidad, nuestra alegría, nuestra amistad, nuestra salud y sobre todo el amor que hemos recibido de Dios porque él también sonríe.

Nos hemos preparado  para recibirles. El Colegio se ha renovado en sus jardines, en la pintura de sus instalaciones, en la limpieza de aulas y pasillos, en los pupitres que les van a brindar la comodidad. Nos hemos preparado los maestros y maestras, preparando clases, cargas académicas, definiendo objetivos, estrenando uniformes. Tenemos la buena voluntad, el ánimo, la dedicación y el deseo de amarles y servirles porque el colegio aunque es un colegio privado, cristiano católico, no es un negocio, es un servicio a ustedes, a las familias y sobre todo un servicio a este pequeño país con un corazón que rompe fronteras.

Todos los trabajadores y trabajadoras de esta institución les recibimos con los brazos abiertos, y aunque el amor, el verdadero amor, no espera ser correspondido, esperamos de ustedes, de cada uno y de cada una, lo mejor de sí: siendo buenas personas, respetuosas, estudiosas, disciplinadas, responsables, aseados y aseadas,  solidarios y solidarias y, sobre todo, personas que procuran vivir cada día como si fuera el último. Cada día es una puerta que se abre para que entremos, caminemos y construyamos el futuro, mi futuro, nuestro futuro. Cada día es una luz de bendición, una confirmación de la confianza que Dios nos tiene, para que nos alistemos en su Proyecto: Su Reino.

Nuestro deseo es formar hombres y mujeres para los y las demás, que sepan unir fe y vida, estudios y actitudes cristianas. Que el saber, el conocer, se complemente con el ser y con el quehacer, porque no hay peor persona ciega que la que no quiere ver. “Quién con una luz se pierde” y sin embargo muchas veces caminamos en tinieblas, a empujones, a ciegas, lejos de la luz y de su ausencia. Como cristianos y cristinas que reciben formación en este Colegio estamos llamados y llamadas a Evangelizar, pero no hay tal acción sin Evangelio, por eso debemos conocer, empaparnos, vivir y transmitir la vida de Jesús, el evangelio de Dios. Debemos ser evangelio, es decir buena noticia, al servicio del Evangelio, la Buena Nueva de Dios, Jesús de Nazaret. Debemos ser, Cristo céntricos y Cristo centrífugos. Como dice San Ignacio en los Ejercicios Espirituales, pedir la gracia a Dios, de “conocer a Jesús para más amarle y seguirle”.

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