Ya
regresamos a clases. Bienvenidos y bienvenidas. Los pasillos, las aulas y las
canchas del Colegio se vuelven a llenar de vida, energía, sonidos, colorido y
felicidad. Es el primer día de clases para secundaria, aunque
Bachillerato y pre-escolar se nos han adelantado con algunos días de
anticipación. Vienen de sus casas, liberados y liberadas de toda preocupación
académica, livianitos y livianitas de responsabilidades, vienen de descansar,
de estar con sus seres queridos, pero su vida es más que eso y hoy retoman su
primera responsabilidad: Prepararse para el futuro, enraizarse en la realidad
del país para conocerlo, amarlo y transformarlo. Vienen con la alegría
que nos caracteriza como salvadoreños y salvadoreñas porque somos “el país de
la sonrisa”. Sonreír no cuesta nada y con un a sonrisa expresamos nuestra
felicidad, nuestra alegría, nuestra amistad, nuestra salud y sobre todo el amor
que hemos recibido de Dios porque él también sonríe.
Nos
hemos preparado para recibirles. El Colegio se ha renovado en sus
jardines, en la pintura de sus instalaciones, en la limpieza de aulas y
pasillos, en los pupitres que les van a brindar la comodidad. Nos hemos
preparado los maestros y maestras, preparando clases, cargas académicas,
definiendo objetivos, estrenando uniformes. Tenemos la buena voluntad, el
ánimo, la dedicación y el deseo de amarles y servirles porque el colegio aunque
es un colegio privado, cristiano católico, no es un negocio, es un servicio a
ustedes, a las familias y sobre todo un servicio a este pequeño país con un
corazón que rompe fronteras.
Todos
los trabajadores y trabajadoras de esta institución les recibimos con los
brazos abiertos, y aunque el amor, el verdadero amor, no espera ser
correspondido, esperamos de ustedes, de cada uno y de cada una, lo mejor de sí:
siendo buenas personas, respetuosas, estudiosas, disciplinadas, responsables,
aseados y aseadas, solidarios y solidarias y, sobre todo, personas que
procuran vivir cada día como si fuera el último. Cada día es una puerta que se
abre para que entremos, caminemos y construyamos el futuro, mi futuro, nuestro
futuro. Cada día es una luz de bendición, una confirmación de la confianza que
Dios nos tiene, para que nos alistemos en su Proyecto: Su Reino.
Nuestro
deseo es formar hombres y mujeres para los y las demás, que sepan unir fe y
vida, estudios y actitudes cristianas. Que el saber, el conocer, se complemente
con el ser y con el quehacer, porque no hay peor persona ciega que la que no
quiere ver. “Quién con una luz se pierde” y sin embargo muchas veces caminamos
en tinieblas, a empujones, a ciegas, lejos de la luz y de su ausencia. Como
cristianos y cristinas que reciben formación en este Colegio estamos llamados y
llamadas a Evangelizar, pero no hay tal acción sin Evangelio, por eso debemos
conocer, empaparnos, vivir y transmitir la vida de Jesús, el evangelio de Dios.
Debemos ser evangelio, es decir buena noticia, al servicio del Evangelio, la Buena Nueva de Dios,
Jesús de Nazaret. Debemos ser, Cristo céntricos y Cristo centrífugos. Como dice
San Ignacio en los Ejercicios Espirituales, pedir la gracia a Dios, de “conocer
a Jesús para más amarle y seguirle”.
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