Siempre me ha llamado la
atención esa mujer y quiero saber más de ella. Hoy caí en la cuenta de que no
es judía, pues Jesús anda incursionando por territorio pagano; anda caminando
por la región Fenicia de Tiro. Ella es griega de cultura, Sirofenicia de país y
Cananea de territorio geográfico. Tiene muchas identidades nacionales; ella es
pagana porque no es judía. Como en muy pocas ocasiones, “ella es una mujer que
habla”, da sus puntos de vista aunque no se los pregunten y cuando habla lo
hace con tanta convicción, con aplomo y libertad que hace temblar la tierra y a
cuantos están alrededor de ella, escuchándola, como es el caso de Jesús. Este
Evangelio (Mc 7, 24-30), nos trae el suceso de la mujer gentil siro-fenicia,
donde se destaca la fe de esta gentil frente al fariseísmo judío. Esto ocurre en la comarca de Tiro y Sidón, provincia romana de Siria. Esta mujer le pone los
puntos a las íes, sin temor alguno. Tiro significa “Roca” y se encuentra en la
región actual del Líbano.
La antesala de este encuentro
entre Jesús y la mujer griega es la polémica que tiene con los representantes
de la religión oficial y los ritos heredados por tradición de los antiguos: Ley
mosaica versus tradiciones judías: Purificación externa y Corbán: “¿Por qué
comen tus discípulos con manos impuras? O, dicho de otro modo sin lavárselas.
El lavado de las manos estaba ligada al culto, como pureza ritual y legal,
exigida por la Ley de Moisés sólo a los sacerdotes en el servicio del Templo. Esta ley se hizo
extensiva a los no sacerdotes, es decir a los laicos, por una tradición
rabínica. Con esta pureza legal se quería evitar la impureza en el contacto con
la gente pecadora e impura en la calle. Jesús les llama hipócritas a estos
hombres honorables, intachables y muy celosos de las tradiciones de sus padres,
citando al profeta Isaías. Estas tradiciones humanas anulan el mandato de Dios
(Mc. 7, 1-13).
Tiro y Sidón que están en
territorio cananeo es ahora una provincia romana: Syria. Syria es vecina de
Palestina. A esta mujer que se le conoce en el Evangelio por su fe:”Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte; por
lo que has dicho el demonio ya ha salido de tu hija.» Cuando la mujer llegó a
su casa, encontró a la niña acostada en la cama; el demonio se había ido” (Mc.
7,29-30). No se le conoce el nombre
y creo que nunca se lo conoceremos, sólo sabemos que es mujer extranjera, que
es madre de una niña y que esa niña está enferma, está poseída por un espíritu
inmundo. Además, sabemos que es una madre que sufre, que vive en angustia y que
hace y soporta todo por su hija. La respuesta que le da Jesús no es “un beso
dulce en la mejilla”. Su horizonte es su hija. Su todo es su hija. Este dolor y
esta desesperación de madre la han llevado hasta Jesús y ponerle frente a él.
Ella se postra ante él, con respeto. Para esta mujer “la fe no tiene
nacionalidad”, ni fronteras geográficas o religiosas. Entonces, el ser humano
no existe sólo por el nombre, sino también por las acciones audaces y
desafiantes que le hacen ocupar un lugar en la historia, como esta mujer
cananea (Mt. 15, 22). Ella también necesita ser curada.
Los nombres en la Biblia no
siempre representan a personas individuales, sino a pueblos y las genealogías
las relacionan en parentesco. Canaán es
el nombre más antiguo de la región, es el nombre de uno de los hijos de Cam y
por lo tanto se extiende a un pueblo y a la región que habitan: “Pues el arco estará en las nubes; yo al
verlo me acordaré de la alianza perpetua entre Dios y todo ser terrestre, con
todo ser animado que vive en una carne.» Y dijo Dios a Noé: «Esta es la señal
de la alianza que yo he establecido entre mí y todo ser terrestre.» Los hijos de Noé que salieron del arca fueron
Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán. Esos tres son los hijos de Noé, y
de éstos se pobló toda la tierra”. (Gen. 9,18; 9, 22; 9, 25-27). Los judíos
son descendientes de Sem, hermano de Cam y Jafet. La genealogía pone a Jesús y
a la mujer cananea como parientes lejanos, lejanos pero parientes que la
historia de sus pueblos había alejado.
Canaán también nos remite a un
territorio habitado antes de los israelitas, es la llamada tierra prometida: "Envía hombres adelante para que
exploren esa tierra de Canaán que voy a darles a los israelitas. Cada tribu
elija como representante a uno de sus jefes". (Núm. 13,2-33). La conquista de la tierra de
Canaán, cuando el pueblo de Dios llegó a esa región después de la esclavitud en
Egipto, los cuarenta años en el desierto y posteriormente su llegada a la
tierra prometida: “Así habla Yavé: Este es
el territorio que se repartirán entre las doce tribus de Israel (darán dos
porciones a José). Todos tendrán su parte porque juré a sus padres, con la mano
en alto, que les daría este país: su herencia”.
(Núm. 34, 3-12 y Ez. 47, 15-20). Canaán es la tierra de promisión,
es la tierra que mana leche y miel.
Muchos siglos después Isaías
profetiza contra Canaán y Tiro y lo hace a través de este poema (Is. 23, 1-18).Tiro
es el gran puerto a las puertas de Palestina, era un gran centro de comercio internacional.
Fenicia era conocida antiguamente por Canaán y es una región territorial que
abarca los actuales Israel, Syria y Líbano. Fenicia es un nombre griego (fóinix
que significa púrpura), y se les da ese nombre a los vendedores de género
teñidos de púrpura. “Los fenicios fueron marinos que comerciaban con Egipto, y
más tarde con Grecia y todos los demás países del Mediterráneo. Los fenicios
eran cananeos (Gen. 10, 15; Is. 23, 11), empujados por la invasión hebrea hacia
la angosta franja costera que siguieron llamando Canaán”.
Ella es cananea y fenicia y ha
escuchado hablar de ese hombre judío que anda por su Patria, por su tierra y
que quiere pasar inadvertido por esos territorios: “Entró en una casa, pues no quería que nadie se enterara de que estaba
ahí, pero no pudo pasar inadvertido”
¿Cómo quiere Jesús pasar inadvertido sabiendo la gente como es? Su fama
se extendió más allá de Palestina. Él es un pozo, un manantial, una fuente de
vida y de salud sin distinciones de razas, género, religión o cultura. Él sana
a la persona sea de la cultura que sea y tenga la religión que tenga. Su humanidad y su bondad están por encima de
sus convicciones religiosas. Para Jesús los seres humanos y especialmente
aquellos seres que sufren están por encima de cualquier idea y sentimiento que
genere la religión y sus prácticas excluyentes. En la misma región pagana sana
a un hombre sordo y tartamudo (Mc. 7, 31-37).
En tierras paganas, Jesús no
predica, no habla sobre el reinado de Dios, no adoctrina; solamente cura, sana,
reincorpora, hace el bien y quizá sea esa la mejor forma de vivir sus convicciones
religiosas. En el judaísmo existía el convencimiento de que los judíos eran los
preferidos de Dios, era el pueblo de la alianza, del pacto, aunque la salvación
alcanzaría también, en segundo lugar, a los demás pueblos. “Porque el desenlace
final es que la niña quedó sana. Jesús curó a aquella mujer pagana, lo mismo
que había curado a tantos judíos o personas de otro origen o religión”.
Quizá no llegue a saber
más de ella, pero sé que encausó la
misión de Jesús y que gracias a su
aplomo y a su fe, Jesús se hizo un hombre universal. Jesús acaba de tener
grandes tensiones y polémicas con los fariseos y algunos escribas venidos de
Jerusalén, sobre algunas tradiciones judías, especialmente las referidas a la
purificación legal y sobre el Corbán
(ofrenda en arameo); lo puro y lo impuro; sobre las abluciones (lavado y
purificación por medio del agua) y la pureza legal. En Syria Jesús recibió la
respuesta de quien tiene fe no por tradición, sino por convicción. Gracias
mujer griega, sirofenicia y cananea por habernos abierto las puertas de la fe y
la salvación (Gal. 3,26-ss).
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