Guazapa, San Salvador, El Salvador

Guazapa, San Salvador, El Salvador
Quiero llevarte en mis ojos como la ternura que un hombre lleva en sus mirada. Mirada viajera del tiempo retenido, como pupila siempre nueva, contenida, retenida, desnuda y renovada.

1 de febrero de 2012

Hilo con piel de amor.











En el atardecer de la vida
los pensamientos reposan
en los hilos de la existencia,
como pájaros que reposan,
que descansan después
de un largo día.

¿Hasta dónde llegan
esos hilos infinitos?
Nadie lo sabe.

Hasta el borde del tiempo,
donde se bordan los sueños,
donde el sueño es otro estilo de vida,
donde dormir es descansar de todo,
hasta del olvido.

Olvido de despertar, olvido de todo,
olvido de regresar a esta vida
porque la puerta se abre de fuera
pero no de dentro.
La puerta se cierra para siempre,
fuera de ella hay oscuridad y frío.
La puerta se cierra para siempre,
porque cruzar la puerta, pasarla,
es el inicio de una nueva experiencia.

La vida verdadera…
Es la luz que no se paga ni se apaga.
Es la risa que no se marchita como las flores,
el sudor es nerviosismo del pasado.

La vida verdadera…
Es la paz, el shalom que nunca fue posible.
Es la alegría del ágape, banquete repleto,
el hilo de la hermandad reconciliada.

¿Hasta donde llegan
esos hilos infinitos?
Sólo Dios lo sabe.

Porque mi hilo,  ese que pende
de las entrañas maternas,
ese hilo tejido con piel de amor
se ha hecho hilo que teje
mi propia libertad, mi propio ser,
sentir y mi actuar.
Es el hilo de la existencia.

Hilo materno regalo infinito,
hilo paterno regalo impagable.
Hilo de Dios misericordia amada,
compasión renovada
ternura que nunca acaba.
Hilo de Dios,  piscucha de colores,
sonrisa en el borde invisible del infinito.

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